En muchas ocasiones nos enfrentamos a eventos inesperados que cambian por completo nuestro estado de animo, la forma que tenemos de ver la vida e incluso llegamos a pensar que la vida deja de tener sentido al ponernos de frente a estos eventos o pruebas difíciles que nos presenta la vida.

Hace algunos años cuando tenia poco tiempo de vivir aquí en México, quizás año y medio llevaba en este país, que para mi representaba una novedad total en todos los sentidos.  Trabajaba en una empresa como recepcionista y este trabajo me iba muy bien.  Varias ventajas podía ver en ello tales como:

Cercano a mi casa, con un sueldo un poco mayor que el sueldo mínimo en ese entonces, descansando fines de semana, y mi cargo de responsabilidad era la verdad muy sencillo.  Me sentía muy cómoda en ese puesto, sin embargo un buen día antes de que llegara el momento de pagar el aguinaldo (Época decembrina)  mi jefe decidió que ya no necesitaba mis servicios y que en la inminente necesidad de recortar personal, yo era una persona de la cual tenia que prescindir en ese momento.

Para mi fue como un baldado de agua fría, un golpe bajo a mi economía, justamente esperanzada en mis ingresos extras de la época un suceso inesperado, pues nunca me había notificado que mi puesto estaba tambaleando, simplemente sucedía de esa forma y mi reacción fue realmente negativa.

Sentí que estaba perdida, en ese entonces el dinero era imprescindible para pagar las deudas que teníamos, para los planes que mi esposo y yo teníamos y los acuerdos de apoyo mutuo a los que habíamos llegado, la situación afecto mucho mi estabilidad emocional, recuerdo que llegué a casa llorando como si el mundo hubiese acabado en ese momento, no podía articular palabras, solo abracé a mi esposo y lloré amargamente hasta que su abrazo me lleno de fortaleza para dar un respiro y contarle mi tragedia.  Él tuvo para mi unas palabras sinceras de alivio, “Tranquila no es nada que no tenga solución”.

Cuando no tenemos idea de lo que puede pasar con respecto a nuestra vida, cuando no tenemos el control de las situaciones, las sorpresas que da la vida nos llegan tan fuerte y podemos llegar a creer que es un castigo del cielo, una injusticia terrible o algo por el estilo.

Sin embargo he aprendido que todas estas difíciles situaciones que podemos enfrentar cualquiera de nosotros, sirven para reconstruirnos internamente, para reforzar nuestra confianza que tambalea por instantes y para recuperar nuestra seguridad en lugar de perderla totalmente.

¿No lo entiendes?  Bien te explico.  En este artículo quiero compartir contigo los 3 secretos que me han hecho formar una personalidad segura, confiada y con un mayor nivel de autoestima.

Secreto #1.  Si crees que estas perdiendo algo muy valioso, lo más probable es que ya no lo necesites:   A veces nos acostumbramos tanto a las cosas, los lugares y las personas que enfrentar un cambio drástico nos mantiene en un estado de negación absoluta, tal vez creas que te han arrebatado toda tu vida al quitarte el empleo, o que todas tus posesiones eran tan valiosas que crees que no hay esperanza para recomenzar, y no sabes que hacer.

Pero la verdad es que siempre que algo se va de nuestras vidas es porque han terminado el ciclo en ella, y a pesar de que te aferres a querer que todo sea como antes, si la vida te exige un cambio es porque indudablemente es el cambio que necesitas para crecer, y el no aceptarlo no te ayudará a que la transición sea más fácil.

Secreto #2.  Si piensas que esta perdida es tu fin, tienes que aprender a ver a través de la niebla:  La mayoría de las veces cuando estamos cegados por la reacción negativa del momento, llegamos a ver mas grande y difícil  la situación de lo que en realidad es.

Perder tu trabajo actual no implica que sea el fin para ti, implica que tienes la oportunidad de abrir una nueva puerta que esa zona cómoda en la que te encontrabas te estaba impidiendo ver hasta ahora.  Perder tu casa, tu auto, tus ahorros, implica que tienes que sacar la fuerza que esta dentro de ti para rehacer lo que ya una vez hiciste, recrearte desde el principio con mayor maestría, si pudiste hacerlo una vez es más que seguro que podrás hacerlo nuevamente.  Sin importar cuantos años tengas, que hayas hecho o dejado de hacer, solo céntrate en buscar soluciones a tus dificultades y no pierdas energía auto compadeciéndote o auto flagelándote porque tu eres más que lo que has perdido. Y tu poder esta allí para que conviertas la prueba del destino en una magnifica aventura que te permite crecer.

Secreto #3.  Si crees que tu perdida es un castigo Divino, El tiempo te enseñará a valorar tus regalos:  la primera reacción es creer que es un castigo divino la situación difícil que estamos viviendo.  Sin embargo Dios, el universo, tu ser supremo (como lo quieras llamar)  no trabaja de esa forma.  Es un ser bueno que nos acompaña en el trascurso de la vida  y pone en nuestro camino distintas pruebas o lecciones que según nuestra forma de reaccionar a ellas completaremos el crecimiento interno que nos llevará a un equilibrio.

No hay castigos solo lecciones o regalos envueltos en “papel feo” como yo les digo.  Cada vivencia fuerte que he experimentado, con el tiempo he logrado ver el valor que tenían para mi crecimiento.  De una u otra manera a pesar de ser verdaderamente fuertes encuentro que de esa forma aprendí una lección importante de mi vida, y agradezco inmensamente la oportunidad de tener ese conocimiento a pesar del sufrimiento.

Así que abre bien tus ojos, Acalla tu ego y aprende de las lecciones que la vida te regale porque con ellas lograrás edificar una fortaleza interna que te permitirán convertirte en ese ser humano seguro, confiado y poderoso que viniste a ser.

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